Como humanidad desconocemos el gran potencial que hay dentro de nosotros y no usamos las herramientas de la naturaleza que tenemos al alcance para ayudarnos sino para destruirnos. Allí es donde comprendemos que toda la humanidad esta fuera de sí. Pero tu puedes hacerlo diferente!

Poseemos la habilidad y la capacidad de emprender un viaje de meditación con ayuda de la naturaleza, generando una experiencia más organizada porque nos otorga mayor seguridad en cada paso.

El inicio de cualquier actividad espiritual estará siempre llena de magia, pero si no nace del corazón, no será real ni autentica.

El potencial de cada ser está oculto a los demás, incluso ante nuestros propios ojos dejando lo más valioso de cada quién escondido tras un velo.

Solo cuando nos vestimos de espiritualidad y sensibilidad logramos hacer una meditación en conexión con la fe y la gran filosofía interna.

Aún así debemos hacer uso de la razón y los pensamientos profundos dirigidos a la búsqueda filosófica de lo divino, encaminados a las verdaderas ciencias.

Dicho de modo más sencillo, ser espiritual no significa abandonar la ciencia.

El equilibrio perfecto solo se logra cuando se complementan la fe y la ciencia, en ese punto de encuentro donde se cruza la búsqueda de lo divino y la búsqueda activa que genera la acción investigadora.

Sin importar tu religión, credo o la práctica de tu fe, se trata es de realizar una sincera búsqueda interna,

Esta es la fe no ciega que solo podremos experimentar cuando buscamos dentro de nosotros mismos, en una meditación contemplativa, libre de juicios

¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? ¿De donde venimos?

Es solo cuando intentamos despertar a ese letargo mental en el que vivimos, que podremos respondes estas preguntas e iniciar la gran aventura de vivir.