Meditar Caminando
Paso a Paso en el Camino a la Sanación
Caminar es una meditación natural que las personas practican sin darse cuenta. Una paseo al amanecer a la orilla del río o por calles apartadas al salir del trabajo pueden ser su forma de relajarse. Le proporciona tiempo para ponerse en contacto consigo mismo o con la naturaleza.
Tal vez no se de cuenta, pero está siguiendo los pasos de los seguidores de Cristo. Ellos no eran Cristianos (eso vino después), sino que eran personas que se sacudían el polvo de la vida ciudadana que llevaban en los pies y seguían su camino.
Caminar es una postura de meditación tan antigua como la de sentarse. Los aborígenes australianos hacen marchas, los indios americanos salen en busca del espíritu, los jóvenes dejan las cómodas certezas del hogar paterno para encontrarse a sí mismos.
El caminar nos recuerda nuestras raíces nómadas, cuando no poseíamos nada y nos enfrentábamos cada día a un mundo nuevo.
Se dice que Enoc caminó tanto con Dios que estuvo más cerca de la de Dios que de su propia casa, y como resultado Dios le dijo vamos a mi casa mejor.
Génesis 5: 21-24;
«Enoc caminó, el Camino, y como resultado se lo llevó Dios».
Juan 14:6 Jesús le dijo:
«Yo soy el camino».
Para Reflexionar
¿Estamos nosotros enseñándoles a nuestros hijos el Camino de la vida?,
¿En que estamos perdiendo el tiempo en vez de estar aprendiendo el Camino y enseñándole a nuestros hijos?
Caminar en Meditación Católica
Para los católicos, esto ocurre durante una peregrinación o una procesión. Durante Semana Santa, por ejemplo, la procesión del Nazareno nos invita a meditar sobre su pasión y muerte.
Un ejemplo maravilloso de esto es La Peregrinación a Fátima es evocación de un camino interior al encuentro del Dios bello y bueno. Cada paso dado en dirección al Santuario es llamado a ser paso dado en la intimidad con el Jesús escondido, que tanto apasionó a los tres niños de Fátima, y que no dejará de cavar pozos de intimidad capaces de convertir la vida del peregrino. El camino exterior de la peregrinación a Fátima es invitación a un camino interior en la intimidad del peregrino, con la compañía de María, peregrina llena de gracia, que con coraje en la búsqueda de Dios -ella que guardaba preciosamente la vida de Jesús en su corazón (Lc 2,19)- y en el cuidado atento a los hermanos- ella, mujer atenta a las inquietudes de los otros (Jn 2,3). Porque peregrinar a Fátima es recorrer un camino de transformación: volver a ser niño (Mc 10,14-15), en la confianza en Dios, en la madurez inocente de la fe, al igual que los primeros testigos de la belleza de Dios en Fátima, Francisco y Jacinta, y su prima Lucía.
Pero esta maravillosa herramienta de meditación no se limita solamente a las fechas festivas y conmemorativas. Podemos caminar meditando todos los días del año y en cualquier momento.
Caminar en Meditación Zen
Algunas de las prácticas para meditar caminando son muy sofisticadas. Los monjes zen caminan en círculos, sincronizando sus pasos. Un monje birmano camina dando pasos extremadamente lentos, notando cada micromovimiento del pie. Las disciplinas de kung fu y tai chi tienen su origen en las meditaciones budistas realizadas de pie y caminando.
Para caminar con los ángeles les instrucciones adecuadas para realizar una meditación espiritual caminando informalmente. Por ejemplo cuando vamos de compras a pie, llevamos a pasear a nuestro perro, damos un paseo corto con los niños en el parque, o nos dirigimos al banco de la esquina para hacer un depósito. Pero antes voy a describir primero la práctica formal, para ilustrar los principios.
Dado que caminar es una postura de meditación, igual que estar sentado o acostado, se aplican las instrucciones habituales: comodidad, equilibrio, vigilancia. Intentamos caminar cómodamente, sin exceso de tensión. El cuerpo debe estar recto y equilibrado para permitir libertad de movimientos.
Se puede caminar para un lado y para otro en una habitación, o en una franja de suelo de unos 20 pasos de largo. Esto disminuye las distracciones visuales que se darían en un parque, por ejemplo.
Siguiendo la meditación de los monjes, caminamos lentamente para notar los cambios precisos de sensación cuando el pie se levanta, se mueve y pisa el suelo. Cuando nos esforzamos por notar detalles cada vez más sutiles, los pasos naturalmente se vuelven más lentos. Para un monje meditando mientras camina, cruzar la habitación puede llevarle media hora. Verbalmente seguimos cada etapa: «levantar… mover… bajar… apoyar… etc» y eventualmente llegamos a notar el comienzo y el final de cada etapa.
Caminar en Mindfulness
Esta práctica de meditar en movimiento, sirve para desarrollar una conciencia plena, momento a momento. Los pensamientos extraños desaparecen completamente. La meditación que realizamos sentados, por otro lado, tiende a desarrollar tranquilidad.
Alternar caminar y sentarse en un retiro combina la calma y la consciencia de cada momento, así se puede proporcionar una profundidad y una claridad extraordinaria.
La meditación caminando se puede integrar más fácilmente en la vida diaria si se practica informalmente, por ejemplo cuando vamos al trabajo a pie.
Cuando caminamos con mayor rapidez, es más fácil concentrarse en el equilibrio de todo el cuerpo que en los movimientos individuales de cada pie. Podemos notar que la alineación muscular del cuerpo se altera con cada paso que damos. Generalmente fijo mi mente en el centro de gravedad de mi cuerpo.
Tanto la meditación sobre la respiración o la revisión corporal se pueden hacer mientras caminamos. Meditar con los ojos abiertos puede resultar difícil al principio, ya que normalmente los ojos saltan de una atracción a otra sin parar. Están siempre observando la escena con pequeños movimientos de los que raramente nos damos cuenta. Cuando estamos ansiosos, los músculos que mueven los globos oculares se tensan, los ojos se mueven con mayor rapidez y las ondas cerebrales permanecen en estado beta. Intenta entonces desconectar los músculos que mueven los ojos y déjelos quietos. Para ayudarse, fije los ojos en un punto a la vez, como un árbol o un coche y diríjase hacia ese punto, una vez que haya llegado, continue caminando. Esto le mantendrá la cabeza centrada y la ayudará a no mirar hacia los lados, y al mismo tiempo repita esta acción con pensamientos y emociones.
Caminar en Meditación Informal
Puede meditar informalmente cuando salga pasear con su perro!. En lugar de concentrarse en el cuerpo en movimiento, nos podemos concentrar conscientemente en otra cosa. Como hace por ejemplo su perro. Observa como disfruta cada momento, aroma, planta, árbol, un carro, etc… intente imitarlo en vivir el momento presente!
Si va caminando y observa un perro que le ladra desde el jardín de su vecino, y esto ha generado estrés en usted. Observe el perro, identifique su miedo, no juzgue la situación, no intente controlar su miedo, solo contemple todo mientras camina.
Contemple como al seguir caminando, la situación del perro quedó atrás, el miedo se diluye y usted tan solo sigue prestando atención a lo que pasa en su momento presente, podría ser el caso de las rosas de la casa que ahora está delante de usted. Integre ese nuevo momento a su vida, deléitese con los aromas y los colores de estas flores, mientras sigue caminando y estas también quedan atrás con la sensación de placer.
Enfoque su atención en cómo se sienten sus ojos mirando una puesta de sol, disfrutando del viento u observando las nubes en el cielo. Generalmente se sienten suaves y amables. Las ondas cerebrales alfa están presentes. Recree esa clase de sensación en sus ojos y su sonrisa al caminar.
Caminar es una postura como sentarse, en la que se puede practicar cualquier meditación. Si se siente encerrado en la meditación básica, hágalo caminando y verá como es posible tomar otros caminos.
Descubre con nosotros como invitar a los ángeles a meditar caminando contigo.
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