Está listo el café, y no para una conversación cualquiera!  Jesús quería preguntarte sobre tus padres: Dios y José. ¿Puedes hablarme de ellos?

Tengo dos Padres! Dios mi padre verdadero, quién me trajo al mundo. Y José, mi papá terrenal que fue quién me crió.

Mi papá Dios, es un Padre amoroso y al mismo tiempo poderosísimo, y quiero que todos puedan experimentar esta relación especial que yo tengo con Él. Dios es un Padre celestial para todos, sin importar quiénes sean o de dónde vengan. Su amor se extiende a cada ser humano en la Tierra. Es como una gran familia divina, donde todos somos hermanos y hermanas.

Es tener un padre súper héroe, siempre dispuesto a salvar el mundo. Dios es mi Padre Celestial, lleno de amor y sabiduría. Me enseña los mejores trucos de la vida y siempre está allí para mí. Trabajamos juntos como un dúo dinámico para hacer que el amor y la esperanza sean nuestra arma secreta contra las fuerzas oscuras.

Somos el mismo y a la vez diferentes, te preguntaras: ¿Cómo?. Digamos que somos como un dúo musical. Dios es el compositor maestro y yo soy el cantante principal. Ambos estamos en el escenario de la vida, creando música juntos pero cada uno aportando su propio estilo.

Mi Padre me envió para reparar el mundo del pecado. Digamos que soy como una caja de herramientas multifunción. Puedo ser un martillo cuando necesitan construir algo sólido, o puedo ser un destornillador cuando hay que ajustar las cosas. Soy la herramienta perfecta que Dios utiliza para interactuar con la humanidad. Es como ser su “navaja suiza divina”.

Mi otro padre José, me dió grande lecciones, muchas de ellas las aprendí en su taller de carpintería, pero luego trascendieron más allá. Recuerdo una vez que estábamos construyendo una mesa grande y yo estaba tratando de clavar una tabla en su lugar. Pero, por alguna razón, el clavo simplemente se resistía a entrar. Intenté varias veces, pero parecía que el clavo tenía vida propia. José me miró con una sonrisa y dijo: “Jesús, a veces los clavos tienen un carácter testarudo. Pero no te preocupes, solo necesitan un poco de persuasión celestial”. Luego, tomó el martillo y, con un solo golpe, el clavo se hundió perfectamente en su lugar. José me enseñó que a veces necesitamos un poco de paciencia e ingenio para superar los obstáculos.

Sus lecciones prácticas y su paciencia siempre serán recordados con cariño. Me enseñó a abrazar la simplicidad y a encontrar soluciones creativas en todas las áreas de mi vida. Fueron momentos llenos de risas y aprendizaje que siempre llevaré conmigo.

Me siento verdaderamente bendecido de haber tenido no solamente a Dios como mi Padre sino también a José en mi vida. Ambos me enseñaron importantes lecciones y compartieron momentos inolvidables conmigo.

Gracias por compartir estas historias, Jesús. Me has hecho sonreír y reflexionar al mismo tiempo. Tu amor y respeto hacia tus padres son inspiradores para todos nosotros

Ahora de la misma forma, Jesús quiere que le hables sobre tu papá. ¿Quien es? ¿Cómo se llama? ¿Cuál es la historia de su vida? ¿Qué historias maravillosas han compartido juntos? ¿Qué dificultades o momentos dolorosos les ha tocado vivir? ¿Qué más te gustaría contarle sobre él?

Te ha escucha con gran interés sobre tu papá. Cuentale con entera confianza todo sobre la relación que tengas con él, inclusive cuándo enfrentes reto o momentos difíciles!

Mañana nos veremos de nuevo, para seguir a Jesús y tomarnos otro cafecito!