Taller de Ángeles – Un Café con Jesús – Día 7
Felicidades, hemos completado la primera semana de un Café con Jesús!
El café ya está listo, ¿Te sirvo?… ¿Cómo te gustaría hoy? listo!
Jesús y yo esperabamos aquí sentados a que llegaras, sirvo las tazas de café y el te mira diciendo:
…”Sígueme…” Mateo 9:9
(ya el no está en un asiento que sabemos que no está vacío, ahora está de pie junto a ti invitándote a caminar con él)
Perfecto! entonces el café de hoy lo voy a servir en termos para llevar.
Vamos a caminar al lado de Jesús!
Visualización: Jesús, hablemos de los amigos!
Ya están listán los termos de café! Vamos a seguirlo mientras compartimos con él!
Jesús! Cuéntanos más sobre tus amigos.
¡Claro, Ver cómo mis amigos se transformaban y encontraban un propósito en sus vidas fue asombroso. Nos convertimos en un equipo poderoso, como de superhéroes, pero con túnicas en lugar de trajes ajustados. Juntos, enfrentamos desafíos, hicimos milagros y llevamos el mensaje de esperanza a todos. Fue una montaña rusa emocionante, te lo aseguro. Mis amigos también eran mi grupo de alumnos. Los encontré en momentos bastante peculiares y les fui pidiendo que me siguieran.
Simón, el pescador, siempre estaba en una pelea con los peces, pero sabía que tenía potencial. Le dije: “¿Sabes qué? A partir de ahora, te llamarás Pedro, el pescador de hombres”. Imagina su cara de sorpresa cuando le cambié el nombre. Pedro siempre listo para lanzarse al agua, aunque a veces sus palabras se adelantaban a sus pensamientos. Y así, dejó las redes y se unió a mi equipo de pesca espiritual. Luego está Santiago y Juan, los hermanos inseparables. Siempre estaban discutiendo sobre quién sería el jefe, así que les dije: “¡Dejen de pelear, chicos! Los llamaré los Hijos del Trueno”. Y así fue, trueno y relámpago juntos por toda la Tierra.
Luego estaba Juan, el discípulo amado, un chico con un corazón tan puro que se podía sentir su amor a kilómetros de distancia.
Santiago y Andrés eran los hermanos inseparables, siempre bromeando y listos para una aventura. Tomás, mi buen amigo, era un poco escéptico, pero con un corazón genuino y leal. Felipe, siempre curioso, cuestionaba todo, pero tenía una fe inquebrantable. Y no puedo olvidar a Mateo, el recaudador de impuestos convertido en apóstol, siempre dispuesto a contar historias y hacer reír a todos.
Bartolomé, un hombre auténtico y directo. Siempre decía las cosas como las veía, sin rodeos ni filtros. Era alguien en quien podías confiar para ser honesto y sincero. Luego está Judas Tadeo, un discípulo ingenioso y siempre dispuesto a ayudar. Tenía una habilidad única para encontrar soluciones creativas a los problemas.
Por último, no puedo dejar de mencionarles a Judas Iscariote (el traidor). Aunque su historia tomó un rumbo triste, él también fue parte de mi círculo de amigos. Judas tenía habilidades organizativas y administrativas, lo que lo llevó a asumir el papel de tesorero entre nosotros. Siempre tuvo una mente aguda para los números y las finanzas. Aunque su decisión final fue muy dolorosa, no puedo negar su contribución anterior al grupo.
Cada uno de mis discípulos, incluido Judas, desempeñó un papel importante en nuestro viaje. Todos aportaron su propia personalidad y talentos al grupo, enriqueciendo nuestra experiencia juntos. Cada uno de ellos tenía su personalidad única, pero juntos formábamos un equipo formidable y unidos en la misión de difundir el amor y la verdad por todo el mundo.
¡Eramos el mejor equipo de todos!
¡Qué personajes!, Jesús. Creaste el mejor equipo de amigos del mundo… con tan solo decirles: “Sígueme”. Y allí estaban con sus virtudes y defectos aprendiendo de ti! Yo también quiero ser tu amiga y es demasiado genial que nos hayas invitado hoy a seguirte!
Ahora de la misma forma, Jesús quiere que le hables sobre. ¿Quienes son tus? ¿Cómo se llaman? ¿Qué aportan a tu vida? ¿En qué edifican para el bien común del grupo? ¿Qué dificultades o momentos dolorosos te ha tocado vivir con alguno? ¿Qué más te gustaría contarle sobre ellos?
Te ha escucha con gran interés sobre cada uno de ellos, al hablarle de tus amigos y amigas más cercanos, le hablas mucho sobre ti. Cuentale con entera confianza todo sobre las relaciones que tengas con los demás, inclusive cuándo enfrentes retos difíciles en ellas!
Mañana nos veremos de nuevo, para seguir a Jesús y tomarnos otro cafecito!
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