Taller de Ángeles – Un Café con Jesús – Día 3
Bienvenido al día 3 de un Café con Jesús!
Te estabamos esperando!. Ya el cafecito se está haciendo justo ahora, ¿Quieres un poquito de crema encima?… Mmm, Ok! Quedará delicioso!
Jesús y yo estabamos esperándote, hablando de lo bonito que es tener un espacio para compartir juntos.
(acomódate frente a un asiento vacío, allí está sentado Jesús)
Mientras voy sirviendo las tazas de café (o té), Él nos dice:
…“Dios bendice más al que da que al que recibe.” Hechos 20:35
Wow! Mientras dice esto, voy meditando que es un honor para mi servirles este café con tanto amor, porque Dios me está bendiciendo al darles.
Hoy estas palabras son para invitarte a que tú también puedas recibir las mismas bendiciones de Dios, y sientas la dicha de dar esta experiencia! Te proponemos crear un grupo por WhatsApp con otras personas para compartir tú esta experiencia, guiar y acompañar el grupo hasta el final.
Así como yo te invité a tomar un café con Jesús por 30 días, tú puedes hacer lo mismo por otras personas! Invitarlos debe ser un acto de amor paciente y relajado, donde permitas que ellos mismos decidan si están espiritualmente preparados y dispuestos a llevar su relación de amistad a un nivel más íntimo.
Suelta todas las expectativas! Dar amor y ofrecer compartir la experiencia ya es una bendición. Recordar que el poder más fuerte será dar el ejemplo de lo que vayas viviendo, mientras vas compartiendo. Así que no pierdas la perspectiva, de que el enfoque es sobre tú y Jesús. Y lo que cada quién viva con Jesús también es íntimo con Él.
Es es una oportunidad que te ofrezco para “Recibir la bendición de dar” de la que nos habla Jesús.
Yo ya me siento bendecida al darles a todos ustedes! Gracias!
No hay un número definido de personas para integrar en su grupo. Pueden invitar a tantas personas como lo deseen. El nombre del Grupo que vas a crear debe de ser: “Un Café con Jesús”.
Pueden difundir todo lo que reciben, así como ir enviando todo al grupo que van a crear hoy! Es muy simple! Que dicha se siente dar amor.
Sientan la libertad de compartir las experiencias en los integrantes del grupo, en cada uno de los encuentros con Jesús. Compartir los testimonios puede llegar a ser una experiencia realmente nutritiva para el alma.
En Espacio Místico, sus comentarios y experiencias los recibimos en nuestro sitio web.
Genial, disfrutemos del café que está servido!
Es el momento de compartir con Jesús!
Visualización: Jesús, Cuéntame de ti
Aquí esta tu tacita de café (o té) y la tacita la Jesús. ¿Un terrón de azúcar o dos?
Entonces le digo: “Jesús: ¡Cuéntanos un poquito de tu vida! Me gustaría que de forma casual nos dijeras tu historia”. El se sonrié, me mira y te dice… aquí va:
Nací en un pequeño pueblito llamado Belén, hace un montón de años. Mis padres, María y José, eran súper buenas personas. Luego crecí en Nazaret, donde hacía de carpintero con mi viejo. Pero, bue, ese no era mi verdadero destino. De seguro ustedes me entienden, todos tenemos un Plan desde antes de nacer.
Desde muy pequeño me encantaba leer las sagradas escrituras, y es que tengo una fascinación por las cosas de mi Padre! Hasta me escapaba para ir al templo a estudiar y predicar. Hasta que mi mamá se estresó tanto por haberme perdido y tal fue el sermón que me montó, que tuve que esperar a ser un poco mayor para seguir con eso.
Un día, me embarqué en una aventura épica. Me fuí de mi casa y me convertí en un predicador ambulante, caminando por ahí con un grupo de amigos súper fieles, alumnos a los que llaman los apóstoles. Eran mis 12 amigos más cercanos, siempre estabamos juntos. Eramos muy unidos, hacíamos cosas alucinantes: curábamos a los enfermos que parecían no tener cura, multiplicábamos los panes y pescados en las barbacoas cuando no había que comer y hasta caminé sobre el agua… sí, en serio sobre el agua!.
Expulsé demonios, resucité muertos y hacía milagros… cosas tan increíbles, que algunas personas no lograban entender que porque yo perdonaba pecados, o hacía que los paralíticos caminaran, los ciegos vieran o los mudos hablara. Dios es mi papá, y que yo Soy Dios!. Algo tan sencillo! Y Cuándo intentaba explicarlo… Wow se ofendían por eso!
Pero, como en todas las historias épicas, mi vida también hubo momentos muy difíciles. Me traicionó uno de mis amigos, Judas. Resultó que mi amistad tenía precio para él… me vendió… me torturaron y me crucificaron, ¡Fue horroroso!
Pero no te preocupes, al tercer día resucité como el Rey de Reyes.
Después de eso, estuve un tiempo más con mis amigos, dándoles algunas enseñanzas más y al irme me fui desapareciendo en una nube.
Pero no te preocupes, sigo aquí, súper vivo y dispuesto a ser tu mejor amigo.
No puedo quitar mis ojos de Él mientras le digo: “¡Eso fue asombroso, Jesús! Me encantó la forma tan auténtica de contarme tu vida!. ¡Es como una película llena de aventuras y sorpresas! Gracias por compartirla conmigo. Saber que superaste todos esos desafíos y que sigues aquí para ser mi mejor amigo es realmente genial.”
Ahora de la misma forma, anímate a contarle a Jesús la historia de tu vida, simplemente siendo tú mismo!.
El te ha escuchado con gran atención cada palabra, entendiendo cada momento. Te agradece por ese resumen maravilloso de ¿Cómo ha sido hasta ahora el viaje de tu vida?.
Que gran café! Mañana nos reuniremos de nuevo, para otro encuentro con Jesús!
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