Taller de Ángeles – Un Café con Jesús – Día 23
Hoy vamos a reflexionar sobre el dinero desde la perspectiva de Jesús. Y este es un tema bastante peculiar ya que muchas personas tienden a ver el dinero como algo malo. Pero vamos a profundizar en la palabra de Dios para comprender mejor el tema de hoy,
Dios es el dueño de todo lo que existe:
Dios es el dueño de todo, del mundo y de todo lo que hay en él, “Mía es la plata, y mío es el oro”
Hageo 2:8
Por medio de su hijo nos da de sus riquezas aquello que nos haga falta.
Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta
Filipenses 4:19
Y de las mismas palabras de nuestro amigo Jesús nos dice lo siguiente:
Entonces yo les digo: No se cansen de pedir, y Dios les dará; sigan buscando, y encontrarán; llamen a la puerta una y otra vez, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama a la puerta se le abrirá.
Jesús también nos dice que la codicia y la avaricia por el dinero y el peligro de las riquezas de este mundo pueden transformar a las personas. Es difícil que una persona en cuyo corazón adore al dinero, pueda al mismo tiempo adorar a Dios y entre en el Reino de los Cielos.
… Odiará a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas
Mateo 6:24
En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
Mateo 19:23-24
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
1 Timoteo 6:17-18
Vamos hablar de dinero con nuestro gran amigo Jesús.
El cafecito está listo!
Visualización: Jesús, y El Dinero!
El cafecito de hoy, será de lujo!.
¡Hola, Jesús! Por favor, háblanos sobre el dinero. ¿Es malo ser ricos? ¿Puedo pedirle ayuda a Dios para mejorar mi situación financiera?
¡Hola amigo!, que buen tema! Esa cosita que todos quieren tener en sus bolsillos. Algunos dirían que es la clave de la felicidad, ¿verdad? Pero déjenme decirles algo: ser rico no es malo, pero adorar al dinero sí lo es. Ahí está el detalle, el problema radica en la obsesión, en poner al dinero en un trono y permitir que controle tu vida.
Yo como el Hijo de Dios, tengo una perspectiva interesante sobre este asunto. Sí! Resulta que cuando hablo de riquezas, tengo una idea muy clara: todas las riquezas son de Dios.
Imagina esto: ¿Qué pensarías si alguien llegara a tu casa y empezara a apropiarse de todas tus cosas, declarándose dueño de todo? Seguramente te sentirías indignado, ¿verdad? Bueno, en realidad, eso es lo que hace una persona cuando se olvida de que todo, absolutamente todo, le pertenece a Dios. Él es el dueño, el creador y el soberano de todo lo que ven a su alrededor.
Yo les enseñé que si reconocemos a Dios como el verdadero dueño de todas las cosas, si entendemos que nuestras riquezas provienen de Él, entonces cambia nuestra perspectiva. Ya no nos aferramos al dinero de manera desesperada, ya no lo adoramos como un ídolo. En su lugar, lo vemos como un regalo de Dios, una herramienta para bendecir a otros y hacer el bien en el mundo.
Claro, no quiero que malinterpreten mis palabras. No estoy diciendo que deben renunciar a todas las bendiciones materiales. ¡Para nada! Mi idea es que aprendan a usar esas riquezas con sabiduría y generosidad, a compartir con los demás y a poner sus prioridades en el amor y el servicio.
El dinero en sí mismo no es ni bueno, ni malo. Es simplemente una herramienta que pueden usar para el bien o para el mal. Pero si te obsesionas con el dinero, si lo adoras y lo pones por encima de todo, te estarás alejando del verdadero propósito de tu vida.
Disfruta de las bendiciones terrenales, reconociendo que vienen de Dios. Y al mismo tiempo, mantén tus corazón enfocado en las riquezas celestiales, las que no se pueden medir en billetes ni números en una cuenta bancaria.
Piénsenlo de esta manera: ¿cuántos ceros tienes en tu cuenta bancaria? ¿Cuántos ceros tendrás cuando estés en el cielo? La respuesta es simple: ¡ninguno! Porque en el cielo, las riquezas son completamente diferentes. Esas son las que realmente importan: el amor, la paz, la compasión, la bondad, la felicidad y la relación con nuestro Creador al estar en Su presencia.
No se preocupen tanto por acumular riquezas terrenales. En cambio, enfoquémonos en acumular riquezas celestiales.
Déjame decirte algo importante: cuando te encuentres en momentos de necesidad, cuando sientas que no tienes lo suficiente, recuerda que puedes acudir al Padre. Sí, ese Padre amoroso que está dispuesto a escuchar tus peticiones y proveerte con lo que necesitas. Les dije a todos en mis enseñanzas: “Todo lo que pidan en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo“. Así que, no duden en acercarse a Dios con humildad y confianza, y presenten sus peticiones ante Él. El Padre conoce sus necesidades y les concederá aquello que sea para su bien y para su crecimiento espiritual.
Recuerda siempre que el dinero y las riquezas son instrumentos en manos de Dios. Él se los proporciona como una oportunidad para bendecir y ayudar a otros, así como para crecer en generosidad y desapego material. Mantén tu enfoque en las riquezas celestiales, las verdaderas y duraderas, y confía en que el Padre te proveerá según Su voluntad.
¡Que la paz y las bendiciones de Dios estén contigo siempre!
Gracias Jesús, por cargar ayudarme a entender mejor sobre este tema del dinero y las riquezas. Ahora puedo comprender que todo le pertenece a Dios y si algo necesito solo debo pedírselo con humildad, amor y reverencia.
Ahora abre tu corazón y habla con Jesús sobre tu relación con el diner ¿Qué significa para ti el dinero? ¿Cuáles son tus necesidades materiales? Exprésale en tus propias palabras lo que el dinero significa en tu vida.
Jesús, te ha escuchado y juntos van a hablar con el Soberano y Dueño de todo cuanto existe, el Gran Proveedor del Universo: Nuestra Padre Celestial!
Permite que Jesús te ayude a pedirle al Padre Celestial aquello que necesitas.
Mañana nos espera otro gran cafecito!
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