Taller de Ángeles – Un Café con Jesús – Día 16
Bienvenidos al día 16 de un encuentro con Jesús!
Jesús y yo nos sentimos muy emocionados de verte hoy, para compartir un nuevo cafécito!
Hoy vamos reflexionar sobre Los mandamientos de Dios y Su Amor por la humanidad, mientras voy a ir preparando el café.
Dios nos ha dado los diez mandamientos, que seguramente ya los conocess:
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2 Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.
3 No tendrás otros dioses delante de mí.
4 No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6 y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.
8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra,
10 mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo.
11 Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No hurtarás.
16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.
Éxodo 9:1-17
Cuándo Dios habló con Moises durante el Éxodo de Egipto, El Señor escribió sobre piedras estos mandamientos, pero apenas Moises bajo de la montaña ya el pueblo estaba adorando un becerro de oro. Moises se molestó tanto que rompió las tablas de piedra contra el piso! Y luego de poner orden en aquel caos, reescribió de nuevo sobre piedra los mismos mandamientos de Dios.
Sin embargo, pasó el tiempo y la humanidad continúa en el mismo círculo de caer en el pecado una y otra vez. Pero Jesús nos resumió estos 10 mandamientos en solo dos.
Jesús nos enseña ¿Qué es lo que Dios quiere y espera de ti? Y hoy quiere decirte lo siguiente:
“…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento.
Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo….”
Mateo 22:37-39
Es hora de compartir nuestro café desde la ley del amor!
Visualización: Jesús, La Ley del Amor!
Aquí está nuestro Cafecito de hoy!.
Jesús, quería hablar contigo sobre los mandamientos de Dios. A veces siento que como humanidad tenemos dificultades para entender su profundidad. ¿me explicas por favor?.
¡Hola! Es bueno verte de nuevo. Por supuesto que si! Para explicarte mejor, les voy a contar una historia increíble que involucra mandamientos, becerros de oro y mucho amor de Dios. Así que, prepárense para este viaje.
Imaginen a Moisés, subiendo al monte Sinaí con toda la emoción del mundo. Dios le entrega los 10 mandamientos, como si fueran las instrucciones del juego que nunca leímos completamente. ¡Ups!, Pero antes de que Moisés volviera, su hermano Aarón, el primer sacerdote, ya había metido la pata. Resultó que el pueblo, tan impaciente como alguien con demasiada hambre esperando una pizza, le insistió a Aarón que hiciera un becerro de oro para adorar. Y sí, Aarón se dejó llevar y ¡buee! Ahí teníamos una estatua de vaca que se volvió la sensación del momento. Armaron tremenda fiesta desviada!
Este momento de la humanidad nos muestra lo difícil que les resulta entender la profundidad de todo esto. A veces, nos dejamos llevar por la tentación. Pero aún así el amor y la paciencia de Dios Padre es tan grande, que me mandó a mi para que les enseñara a ustedes.
Sin embargo, quiero contarles algo que pasó en mi época y que tiene mucho que ver con los mandamientos divinos. Resulta que yo, como el hijo de Dios, viví una experiencia de lo más curiosa.
Imaginen esto: caminando por ahí, predicando, sanando a los enfermos y compartiendo el mensaje del amor. Parecía algo genial, ¿verdad? Pero, ¡Oh sorpresa!, los fariseos y líderes espirituales de la época siempre encontraban algo para criticarme.
Me decían cosas como: “¡Oye, Jesús! Estás rompiendo las normas y leyes divinas con tus acciones”. Y yo pensaba: “¡Ay, por favor! ¡Relájense un poco!”. Veían mis acciones de amor y misericordia como una amenaza a sus reglas e interpretaciones estrictas de los mandamientos.
Pero aquí está la clave: el amor al prójimo no se trata de señalar y juzgar a los hijos de Dios. Al contrario, se trata de respetar y comprender a los demás, incluso si no están siguiendo el mismo camino que tú. Todos somos diferentes y tenemos nuestras propias luchas.
Entonces, amigo, te invito a amar al prójimo desde un lugar de respeto y comprensión. No se trata de andar señalando con el dedo y diciendo: “¡Tú estás mal!”… ¡No, no, no!. Se trata de tender una mano amiga, escuchar, comprender y ofrecer apoyo cuando alguien lo necesita.
Recuerden que el amor al prójimo se basa en el amor a Dios. Cuando amas y te conectas con Dios en lo más profundo de tu ser, esas ganas de juzgar y condenar a los demás se desvanecen como por arte de magia. Es como si te dieras cuenta de que todos somos hijos de Dios y merecemos amor y compasión.
Quiero recordarte algo realmente importante: los mandamientos de Dios se resumen en dos grandes principios. Escuchen bien, porque esto es clave: Amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo.
¿Qué significa esto?
Amar a Dios sobre todas las cosas implica reconocer su grandeza, su amor incondicional y su guía en nuestras vidas. Es ponerlo en el primer lugar de nuestro corazón y permitir que su amor fluya en cada parte de nuestro ser. Cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, encontramos la paz y el propósito en nuestra vida.
Ahora, el segundo mandamiento es amar al prójimo como a uno mismo. Esto significa que debemos tratar a los demás con la misma compasión, respeto y amor con los que nos tratamos a nosotros mismos. No se trata solo de palabras bonitas, ¡es un llamado a la acción! Debemos ser empáticos, comprensivos y dispuestos a ayudar a los demás, así como nos gustaría ser tratados.
Amar al prójimo como a uno mismo nos invita a ver a cada persona como un ser único y valioso, sin importar su origen, creencias o circunstancias. Nos enseña a tender una mano cuando alguien necesita apoyo, a escuchar sin juzgar y a perdonar cuando se cometen errores. Es un recordatorio constante de que todos somos parte de la misma familia humana.
Así que, mi querido amigo, te animo a llevar estos dos mandamientos en tu corazón y todas tus acciones. Amar a Dios y amar al prójimo son las claves para vivir en armonía y experimentar la plenitud de la vida. No olvides que cada acto de amor y bondad que realizan tiene un impacto poderoso en el mundo.
Gracias Jesús por compartir esta enseñanza sobre la ley del amor como el camino para llegar al Padre. Realmente me inspiras a seguirte cada día.
Ahora abre tu corazón y habla con Jesús sobre esos mandamientos ¿Cómo amas a Dios? ¿Cómo amas al prójimo? ¿Cómo te amas a ti mismo? Hablar de estos amores te acercará aún más al camino de poder cumplir la ley de Dios.
Jesús, te ha escuchado y te pide que lo sigas!.
¡Sigamos caminando llenos de amor al lado de Jesús, convencidos de que la ley de Dios es el amor!
Mañana nos espera otro cafecito!
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!